22.4.22

Levante 2-3 Sevilla: el postrero objetivo de la Champions

 En un partido no apto para cardiacos, especialmente en su tramo final, el Sevilla terminó imponiéndose a un Levante al que llevó la delantera en el marcador en todo momento. Tras la finalización, el Sevilla figuró en segunda posición del campeonato de Liga, a la espera del partico del Barcelona, que finalmente ocupó esa plaza. El nivel de bronca y malestar en la afición sevillista solo es comparable a la posición en la tabla del equipo. Segundos en la tabla, donde hemos estado casi todo el campeonato, y cabreo estratosférico, que diría del Nido, de la afición sevillista. Y es que este es el sello de identidad de nuestra afición, nos guste o no. Es lo que ha hecho que el equipo sea lo que es en los últimos quince años, la exigencia por el máximo rendimiento y los mejores resultados. La crítica del sevillismo es demoledora en estas jornadas finales de Liga, y nadie escapa a ella desde el presidente a los utilleros. Pero debe seguir siendo así. Todos enfadados con el equipo segundo en la tabla. Detrás subyace la sensación irreprimible de que este podría haber sido el año perfecto para haber ganado la Liga. No hay quien pueda remover este pensamiento de la mente colectiva de la afición. Lo hemos tenido clarísimo, con un Madrid titubeante en sus principios, y un Barcelona y Atlético de Madrid desconocidos durante la mayor parte del campeonato. Por eso hay malestar, cabreo y runrún en las gradas del Pizjuán. Porque solo queremos lo mejor, lo máximo, lo óptimo para nuestro equipo. Por eso somos lo que somos, por eso somos el sevillismo, la mejor, máxima y óptima afición del mundo. Y quien no lo quiera ver ni entender que se vaya a la Plaza Nueva...

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