3.2.11

Real Madrid 2-0 Sevilla: otro escándalo más...

En el mundo del fútbol español estamos tan acostumbrados a la corrupción que ya no nos importa que nos roben una final de Copa del Rey anulándonos no uno, sino dos goles frente a la galaxia madrileña. La web oficial del Sevilla FC habla de mala suerte ¿?. El presidente declara que ya no vale la pena preocuparse, que agua pasada no mueve molino ¿?. Cada vez entendemos menos dónde está el interés del fútbol. O callamos más. Es muy triste. En una sociedad desarrollada y moderna como la española siguen existiendo reductos de corrupción institucionalizada que gozan de la impunidad más absoluta amparándose en la insuficiencia de un marco jurídico que impide el esclarecimiento de fraudes colectivos y masivos que se producen, para mayor escándalo, en eventos televisados a millones de espectadores. Los Ben Alí y Mubarak del fútbol español, gobiernan con lujuriosa codicia la ilusión de cientos de miles de aficionados, que debemos padecer sin armas legales con las que defendernos, permanentes humillaciones deportivas y competiciones adulteradas como las que acaba de ofrecernos la Copa del Rey. Esa caterva inmunda de federativos, árbitros, comités de disciplina deportiva, presidentes y entrenadores que viven de la carroña -pues hay otros que están al margen de este vertedero futbolístico e incluso se rebelan contra tanta mangancia- y roban a manos llenas la magia que la pelotita despierta en nuestros corazones, en los corazones de nuestros hijos y de nuestros padres, dan contínuas órdenes, dentro de una estrategia delictiva perfectamente orquestada, para alterar fraudulentamente el resultado de los partidos, ofreciendo maletines y prebendas a trencillas sin escrúpulos que ganan sueldos desproporcionadamente indecentes pagados con el esfuerzo y el sudor de miles de aficionados que rascan sus magros bolsillos para abonar precios de prostíbulo de lujo en entradas y carnets. ¿Tendremos que echarnos a la calle como en Túnez o Egipto? ¿O habremos de seguir callados y sometidos al consumo vergonzoso de la droga mágica que anulaba el entendimiento de los tristes personajes de Un mundo feliz, de Aldous Huxley? ¿Hasta cuándo habremos de seguir así?
No ha habido mala suerte en esta eliminatoria. Basta de engaños y paños calientes. Al Sevilla se le han anulado dos goles legales, se le han pitado hasta la extenuación faltas inexistentes, se le ha crujido a tarjetas, se han ignorado faltas del contrario de roja directa y se ha humillado a una afición que sigue creyendo en los reyes magos. Asco. Asco. Asco.