El partido de ayer mediodía en Pamplona nos volvió a recordar a aquel Sevilla de hace diez años, acostumbrado a remontar todos los partidos que empezaba perdiendo. Los sevillistas ni nos inmutábamos en nuestros asientos, esperando, ilusionados, la reacción del equipo, que sabíamos segura. Y así veíamos cómo los 0-2 se convertían en 4-2, y cómo la reacción del equipo era simplemente devastadora con el contrario. Lo de ayer en Pamplona fue un dejá vu. Esto ya lo hemos vivido antes. Estamos en una dinámica de líderes que no podemos perder. Y este año, insistimos, podremos pelear por la Liga. Hemos ocupado el puesto que correspondía al Atlético de Madrid y hemos completado la mejor primera vuelta de la historia. Sampaoli es un revolucionario. Y con los revolucionarios se ganan los campeonatos.
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