Antonio Alvarez ha sido cesado por la fuerza de la evidencia, no por sus errores, puesto que no ha tenido tiempo para equivocarse. Ha bebido las hieles más amargas de una mala gestión deportiva de la que es primer responsable Monchi, que sigue al frente del área técnica. Ahora se ha pasado el testigo a Gregorio Manzano, un entrenador que, si bien tiene un currículum superior al de Manolo Jiménez y Antonio Alvarez juntos, deberá refrendar en el Sevilla su verdadera calidad. Y no lo va a tener fácil. Hemos sido exigentes hasta la extenuación con Jiménez y con Álvarez, a sabiendas de que tenían en sus manos una tarea titánica que les había sido encomendada con más obstinación que cabeza. Mantendremos la misma exigencia con Manzano. Pero ¿Monchi es incuestionable? ¿Por qué?
