El Sevilla se dejó vivo anoche a un Barcelona al que se le perdonaron demasiadas ocasiones. Pudimos haber dejado K.O. a los de Rijkaard, pero sólo fuimos capaces de arrancar un punto que sabe a bien poco. El Sevilla del primer tiempo recordó al del año pasado, aquella máquina de hacer fútbol, pero la falta de ambición y el fondo físico, junto con un impresentable arbitro, hicieron imposible lo que hubiera sido una merecida victoria. Ahora, la final con el Español.
10.2.08
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