La segunda vuelta del Sevilla en este campeonato 21-22 es digna de estudio psiquiátrico. Del equipo que ilusionó por ser candidato firme a la Liga, hemos pasado a la sombra espectral que vaga sin rumbo, como el barco fantasma de Piratas del Caribe. A falta de dos jornadas nos sigue faltando un punto para asegurar la clasificación Champions. La lógica diría que dado que somos los reyes absolutos del empate, la cosa debería estar hecha. Pero la lógica tampoco es consuelo en estos momentos de incertidumbre total. No hay gol, no hay actitud, no hay físico, no hay ilusión, en definitiva.
Qué pena de final de Liga, de una Liga que tantas expectativas creó como defraudó.