En un partido no apto para cardiacos, especialmente en su tramo final, el Sevilla terminó imponiéndose a un Levante al que llevó la delantera en el marcador en todo momento. Tras la finalización, el Sevilla figuró en segunda posición del campeonato de Liga, a la espera del partico del Barcelona, que finalmente ocupó esa plaza. El nivel de bronca y malestar en la afición sevillista solo es comparable a la posición en la tabla del equipo. Segundos en la tabla, donde hemos estado casi todo el campeonato, y cabreo estratosférico, que diría del Nido, de la afición sevillista. Y es que este es el sello de identidad de nuestra afición, nos guste o no. Es lo que ha hecho que el equipo sea lo que es en los últimos quince años, la exigencia por el máximo rendimiento y los mejores resultados. La crítica del sevillismo es demoledora en estas jornadas finales de Liga, y nadie escapa a ella desde el presidente a los utilleros. Pero debe seguir siendo así. Todos enfadados con el equipo segundo en la tabla. Detrás subyace la sensación irreprimible de que este podría haber sido el año perfecto para haber ganado la Liga. No hay quien pueda remover este pensamiento de la mente colectiva de la afición. Lo hemos tenido clarísimo, con un Madrid titubeante en sus principios, y un Barcelona y Atlético de Madrid desconocidos durante la mayor parte del campeonato. Por eso hay malestar, cabreo y runrún en las gradas del Pizjuán. Porque solo queremos lo mejor, lo máximo, lo óptimo para nuestro equipo. Por eso somos lo que somos, por eso somos el sevillismo, la mejor, máxima y óptima afición del mundo. Y quien no lo quiera ver ni entender que se vaya a la Plaza Nueva...
18.4.22
Sevilla 2-3 Real Madrid: culpas ajenas y errores propios
Lamentable partido del Sevilla FC en el segundo tiempo de un encuentro que tenía ganado en el minuto 45´por un contundente 2-0. Los errores propios, comenzando por los de Lopetegui, fueron clamorosos. El equipo salió descolocado en la segunda parte, encerrado atrás desde el minuto 46´como si alguien hubiese dado una consigna. De haber mantenido la línea de juego de los primeros treinta minutos, el Madrid se podría haber marchado del Pizjuán con un par de goles más al menos. Pero no fue así. Este Sevilla del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, es agotador cuando entra en el perverso bucle de la defensa del resultado. Monchi puede justificar con las lesiones todos los resultados que quiera, pero el espíritu de lucha del equipo solo se ve durante veinte o treinta minutos en cada partido. El resto del tiempo es especulación con el marcador y con el cronómetro. Y así nos luce el pelo. Queda muy poca Liga para poder defender la presencia del Sevilla en Champions, y cada partido va a ser crucial. Ya no queda margen para seguir cometiendo errores, errores propios, porque de las culpas ajenas -los arbitrajes- no queremos volver a hablar. ¿Para qué?
4.4.22
Barcelona 1-0 Sevilla: Ahora se impone el realismo
Hay que mantener la cabeza fría y enmendar la trayectoria de empates y derrotas de los últimos diez partidos si queremos mantener la posición en la tabla y aspirar a Champions. El equipo está frito. El esfuerzo que se ha realizado durante toda la temporada, con buena parte de los efectivos en la enfermería, obliga a pensar con frialdad en el futuro inmediato para poder contabilizar la mayoría de los 24 puntos que quedan en juego. Pasó el momento de pensar en la Liga, pasó el mal trago de la Copa, y pasó el lamentable tránsito en la Europa League. Se impone el realismo, la realpolitik. Habrá que defender el resultado ante Madrid y Atlético, y luchar por las seis restantes victorias. No hay otra. La sensación de una enorme oportunidad perdida en este campeonato no nos la quitará nadie, pero hay que salvar los muebles en esta nuestra última meta, la clasificación Champions. Luego, habrá que hacer las lecturas correctas y poner remedio a los problemas estructurales que han minado a una de las mejores plantillas que el Sevilla ha tenido nunca. Hay mucho trabajo por delante. Y también habrá tiempo para hablar de los arbitrajes y el VAR...
