El partido de ayer era de los que se podía perder perfectamente solo con mirar el presupuesto del Chelsea y compararlo con el del SFC, y comprobar su posición en el ranking de equipos mundiales que más ha gastado en fichajes este año: el primero. Se habría entendido una derrota bajo estas premisas, pero no se entiende que el Sevilla haya salido a no jugar un partido, aún con la clasificación en la mano, dejando un pésima imagen internacional en la competición futbolística más importante del mundo, la Champions League.
Muy mal el Mudo Vázquez, muy mal. Mal toda la defensa y el centro del campo. Mal Gudelj, mal Diego Carlos, mal, muy mal Sergio Gómez, desaparecidos Reiki e Idrissi. La alineación de Lopetegui pudo haber sido una oportunidad para que se reivindicaran los suplentes y los no habituales, pero no quisieron jugar, simplemente. Nada que decir de Alfonso, un debutante que jamás olvidará su debut, y que a pesar de la goleada paró tres goles más que estaban cantados. Esta indolencia del equipo quedó de manifiesto tras el gol del Giroud en el minuto 7. Los huecos en defensa eran para que pasara un tráiler cada dos minutos.
Y no hay justificación con el partido del Madrid del sábado, partido trampa, donde el VAR va a decidir y los árbitros van a marcar el paso, porque el Madrid viene a por unos puntos críticos para su Liga. No hay excusa posible. Somos un equipo en tres competiciones. Y esto va a ser así siempre, o debe serlo, y no se puede tirar ni un solo partido, mucho menos en Champions League.
Decepción total. Bajonazo del Sevilla a su afición.
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