Reportaje extraído del diario Marca, que, por cierto, no trata nada bien al Sevilla habitualmente. Lo reproducimos por su valor informativo.
"Sabadell (1935), Racing de Ferrol (1939), Celta (1948) y Getafe (2007) han sido sus víctimas propiciatorias. En 1935, el Sevilla era tan debutante como el Sabadell, pero jugaba en Primera y el club catalán, en la categoría de plata, así que era claro favorito. Favoritismo que cofirmó en el encuentro disputado en Chamartín el 30 de junio. Los nervionenses vencen por 3-0 tras dominar el partido de cabo a rabo e incluso se permiten el lujo de fallar una pena máxima sin goles aún en el marcador. Pedro Escartín, quizá el colegiado más famoso de la historia del fútbol español, dirigió el duelo.
Más fácil, si cabe, fue la consecución del título cuatro años después. Con la mayoría de los equipos desmantelados a causa de la Guerral Civil Española, se disputa un torneo algo devaluado, en el que el Sevilla confirma su favoritismo en otra final sin historia. A los 41 minutos, el Sevilla gana ya por 5-0, así que el 6-2 final es hasta benévolo con un Racing de Ferrol superado por las circunstancias. La final, curiosamente, se disputa el 25 de junio de 1939 en el estadio de Montjuic de Barcelona y el General Moscardó, Delegado Nacional de Educación Física y Deportes, representa a Franco en el palco. El Sevilla se queda en propiedad con la primera Copa del Generalísimo. Más reñida fue la final del 48, aunque el marcador, 4-1, diga lo contrario. El Sevilla tiene que esperar a que Celta y Espanyol disputen hasta dos partidos de desempate para conocer a su rival en la gran final de Chamartín. Esto motiva que los nervionenses pasen varios días concentrados en El Escorial esperando el duelo de desenlace del torneo.
El Celta se adelanta en el marcador con un tanto de Miguel Muñoz a los seis minutos, pero el Sevilla empata poco después, llegándose con este resultado al descanso. A la hora de partido, una jugada marca el devenir del encuentro. El defensa gallego Mesa lesiona a su portero Simón en un salto y, de paso, sirve en bandeja el segundo tanto al conjunto hispalense.
En aquella época no había sustituciones, así que el cuadro olívico tuvo que jugar con diez jugadores y Alonso como guardameta el resto de la contienda, por lo que el equipo entrenado por Ricardo Zamora no opuso más resistencia e incluso encajó otros dos tantos. Luego llegaron las derrotas frente al Athletic (1-0 en 1955) y el Real Madrid (2-1 en 1962). Especialmente dolorosa fue esta última, pues el Sevilla realizó un gran partido e inclusó falló un penalti en el minuto 80 con 1-1 en el marcador, pues el tanto definitivo fue obra de Puskas a dos minutos del final.
La última Copa está muy fresca en la memoria de todos los sevillistas. Con más de 50.000 sevillistas copando el Bernabéu, el Getafe pudo adelantarse en un mano a mano de Güiza que Palop desbarató con su habitual prestancia, poco antes de que Kanouté anotara el único tanto del encuentro. El Sevilla ganaba una Copa 59 años después."
