Retomamos a finales de este mes de septiembre las crónicas del Foro Sevillista Universitario, con la ilusión de siempre pero con el ánimo inquieto ante la compleja situación por la que está pasando nuestro equipo. Desde el final de liga pasado, con victoria sobre el Bilbao 1-0, solo el espejismo del partido amistoso contra el Angers (6-0) nos hizo albergar esperanzas de que todo iba a seguir igual. Pero llegó la final de la copa Emirates, y el 6-0 que encajamos contra el Arsenal nos dio el bofetón de realidad que, probablemente, necesitábamos.
Los partidos perdidos en la Liga 22-23 contra Osasuna, Almería y Barcelona, junto a los empates contra Valladolid y Villarreal, nos han colocado en una posición de tabla impropia de nuestros habituales comienzos de temporada. El mal arranque de Champions, con el 0-4 frente al Manchester y el impotente 0-0 frente al Copenhague, ha hecho que todo el tablero de mando esté teñido de luces rojas.
Este es el terreno propicio, lógicamente, para el cuestionamiento de toda la estructura deportiva, y también institucional, del club. A nadie debería extrañar la petición de cabezas. Todos han desfilado por el patíbulo, Lopetegui, el primero, pero también Monchi y el presidente. El rendimiento de los fichajes y algunas inoportunas y prematuras lesiones, no han hecho más que encrespar los ánimos de una afición que está acostumbrada a exigir lo máximo porque siempre entrega lo máximo.
Calma.
Vamos a ver cómo reacciona el equipo al parón de la Liga de Naciones. Luego, habrá tiempo para hacer ajustes antes del mundial.
Esto no ha hecho nada más que empezar.