La mano que no era penalti en el partido contra el At. Bilbao en la jornada 34, sí lo fue en el partido contra el Real Madrid en la jornada 35. Para compensar esta ausencia clamorosa de criterios en el nefasto VAR -ese fantástico invento de la élite del fútbol para alterar los resultados a placer- el árbitro dio 6 minutos de tiempo extra que nadie podía explicar a tenor del desarrollo del partido. Lógicamente, el Madrid se viene arriba y empata en el minuto 94 de un partido que no debió tener más de 91 minutos. Esto se traduce en cinco puntos menos para el Sevilla, de quince puntos en juego para disputar la Liga en igualdad de condiciones contra los grandes. Así es la cosa. Es imposible, no ya ganar la Liga en España frente al Madrid, el Barca o el Atlético, sino disputarla simplemente en buena lid. Al final, siempre se materializa la sospecha de que te van a robar la Liga como oses disputársela a los de siempre.
Este país es madrileñocentrista y barcacentrista. El resto de la España futbolística es un conjunto heterogéneo de convidados de piedra. Luego nos quejamos del nacionalismo. El socio del Madrid piensa que todo el mundo en España es del Madrid, y que si alguien tiene otro equipo en su corazón, el segundo equipo de sus amores también es el Madrid. Con el Barca pasa lo mismo. El fútbol de élite, para la élite y por la élite. Pan y circo para los demás. Desprecio de la élite hacia las demás aficiones, por muy antiguas que sean.
La Superliga debería haber salido adelante. Se habrían acabado los problemas para los demás.